Hay un dicho común, Anders, que dice que nada es más difícil que la paciencia. Pero nosotros pensamos lo opuesto: no es para nada difícil, porque no involucra ningún problema, porque no hay esfuerzo; ¿Cómo puede haber esfuerzo donde no hay necesidad de actividad? ¿Qué necesidad hay de actividad cuando es un asunto de no actuar más que de actuar? La paciencia, así es, te lleva a no actuar sino a sufrir las cosas que sean. Así como es más difícil actuar que sufrir las cosas que son, lo es más difícil actuar bien que sufrir bien. Todas las demás virtudes cuelgan del actuar bien, pero la paciencia consiste en sufrir bien. ¿Qué es sufrir bien más que no añadir al sufrimiento ocasionado por los males? ¿Pero qué queremos decir con esto? Nada más que una voluntad por sufrir lo que tengas que sufrir, aún cuando no lo desees. A menos que sufras voluntariamente ciertamente sufrirás involuntariamente; y a menos que te permitas a ti mismo ser guiado, serás asido y violentamente arrastrado.
Ellos hablan falsamente, mi amigo, quienes dicen que los numerosos sufrimientos de la humanidad surgen de sus numerosos males. Sería mucho más acertado decir que la vida es una forma de sufrimiento que aprieta sin descanso a los desgraciados. Las curas que aplicar a enfermedades crónicas no son esas de las que han de tener un efecto temporal sino de las que traigan un beneficio permanente.
No siempre somos lo suficientemente fuertes para deliberar, pelear y oponer resistencia, pero siempre somos aptos para sufrir bien. Siempre sufrimos, y al sufrir, somos enseñados sobre cómo sufrir. Ciertamente siempre podemos hacer algo cuando el poder de hacerlo yace en la voluntad misma. Apenas tengamos la voluntad de sufrir bien, sufrimos bien, ya que sufrir bien no es nada más que voluntad de sufrir. Si hacemos mal sufriremos ciertamente males y los sufriremos mal. Si sufrimos bien, actuamos bien. Si, perversamente, peleamos, mi amigo, nos fatigaremos y seremos completamente derrotados, si no por la fatiga por nosotros mismos. Si cedemos, como deberíamos, inudablemente triunfaremos.
El aire, siendo totalmente fluido, cede ante los golpes de cuerpos duros e inmediatamente regresa a sí mismo justo como fue antes. Pero los cuerpos duros en colisión directa se quiebran. Lo más suave y flexible soporta inquebrantable y puede atar las cosas más duras; ya que lo más duro no sabe cómo ceder, es obligado a ser tallado, roto y atado.
Por lo tanto, mi Anders, supera lo que dicte la fortuna soportándola, y que puedas superar todo lo demás, supérate a ti mismo, así como ya lo has empezado a hacer. Recuerda que en esta región maligna del universo nada escapa del toque del mal, pero que bajo un justo juez, o más bien bajo la justicia como jueza, nada bueno puede ser sin recompensa, ni nada malo puede ir sin debido castigo. Recuerda también, que la paciencia es tan perfectamente buena que sin ella ninguna otra buena obra humana sería perfeccionada; ya que lo que sea que surja de las demás virtudes es perfeccionado por la paciencia.
Adiós mi más amado hermano, y, así para que otros te sobrelleven, sobrelleva a otros. En efecto, cada vez que veo en alguien esas cosas que me ofenden, intento recordar que yo también soy alguien y por eso poseo algunos atributos que puedan ofender a otros. Por esta razón sobrellevo a muchos cada día, para que muchos puedan sobrellevarme.
Sobrellévame pacientemente, aún durante la severidad y longitud de esta carta mía.